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CAMPAZZO, LLULL Y HEZONJA LANZAN AL REAL MADRID HACIA LA FINAL

14-06-2025 10:23 p.m.

CAMPAZZO
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El equipo blanco firmó su segundo triunfo en la semifinal de la Liga ACB (90-75) ante un Unicaja que mostró más orgullo que acierto. La serie viaja ahora a Málaga con un 2-0 que deja al Real Madrid a un paso de la final.

REDACCIÓN - El Real Madrid sigue avanzando con paso firme hacia una nueva final de Liga. Este viernes por la noche, ante más de diez mil espectadores entregados en el Movistar Arena, el equipo de Chus Mateo se impuso con solvencia al Unicaja de Málaga (90-75), en un segundo duelo que, pese al marcador, exigió carácter y templanza.

El conjunto andaluz mejoró su imagen respecto al primer encuentro. Plantó cara, resistió con dignidad, apretó cuando más complicado lo tenía. Pero no fue suficiente. Porque cuando el partido quemaba, cuando los nervios empezaban a pesar, ahí estaba Campazzo para congelar el miedo, Llull para encender al pabellón y Hezonja para cerrar el puño y mirar al horizonte. Los tres fueron alma y motor de un equipo que ya roza la gloria.

Facundo Campazzo fue el primero en asumir responsabilidades. Anotó 18 puntos, dirigió con autoridad y dejó una advertencia que resonó con fuerza tras el partido: "Si no ganamos uno más, de nada sirve el trabajo". La frase, dicha con serenidad, revela la mentalidad de un grupo que no se conforma.

El duelo empezó con sorpresa. Unicaja salió decidido, como si quisiera enterrar de un plumazo la mala actuación del primer partido. Durante varios minutos, el Real Madrid se vio desbordado, desconectado, errático en ataque y flojo en el rebote. Pero fue entonces cuando apareció Sergio Llull. Con un triple marca de la casa y una mandarina sobre la bocina, el veterano cambió la energía del encuentro.

En el segundo cuarto, el choque se volvió más espeso. Las técnicas (hasta tres) y las pérdidas de balón (11 para los malagueños) rompieron el ritmo. Aun así, el Unicaja aguantaba el tipo. Al descanso, la diferencia era mínima (46-41), y todo seguía abierto.

Pero tras el intermedio, el Madrid apretó. Siete puntos sin respuesta —cinco de ellos de Campazzo— abrieron la primera gran brecha. Abalde, Hezonja y Tavares se sumaron al festival ofensivo. La sensación era clara: el equipo blanco encontraba soluciones en cada rincón de la pista.

Unicaja, sin embargo, no se rindió. Ni siquiera cuando la estadística se volvió cruel: un 20% en triples (5 de 25) y una sequía que rozó lo dramático en algunos tramos. A falta de inspiración, los de Ibón Navarro tiraron de corazón. Melvin Ejim tuvo en sus manos el empate con un triple que no quiso entrar. Y ahí se rompió la esperanza.

El Madrid respiró. Dos lanzamientos certeros de Garuba y Hezonja, y una antideportiva sobre Llull, sentenciaron un partido que se cerró con polémica arbitral y la expulsión del técnico visitante. No fue una victoria plácida. Tampoco brillante. Pero fue, al fin y al cabo, una victoria. La número 29 consecutiva del Real Madrid en casa en Liga.

Ahora, la serie se traslada al Martín Carpena, donde el Madrid buscará la sentencia. Y Unicaja, si no quiere despedirse, tendrá que dar mucho más que orgullo. Tendrá que rozar la perfección.

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